Ni contigo, ni sin tí...

Hace algunos días decidió dejarme. Ya no quizo más andar conmigo... El motivo fue tonto. No quize hablar al respecto. Pensé que quizá, yo había cometido algún error... pero la verdad es que no, yo simplemente fui yo! Quiero pensar que él no se atrevió a conocerme mejor. Ahora me entero de que, en otra ciudad, tiene una hija de ocho meses... Me quedé en shock, no supe que pensar, cómo reaccionar, qué hacer... Yo ya no tengo porque preocuparme, puesto que él y yo ya no somos nada... me han dicho que no vale la pena que me preocupe por él, pero aún así, no pude evitar sentirme extraña con esa confesión pública que hizo respecto a su familia... Tuve que salirme del lugar en el que estabamos porque sentía que me asfixiaba, no podía aguantar estar en ese lugar... quería llorar, pero no lo hize. Me metí al baño, me paré a pensar en porqué no me había dicho nada... Justo ahora, tengo el mal recuerdo de que -quizá- alguna vez haya mensionado a su hija, pero sinceramente, no estoy segura. No se cómo es que debo reaccionar ante este tipo de cosas. Y es que... él me dijo que me quería, no sé porque prefirió hacer caso de las palabras de los demás. Me dejó... y no era justo. Quize entrar en su juego, pero... no sé... no pude. No puedo dejar de verlo, dejar de ser como él, dejar de analizarlo, de intentar leerlo. Veo algo en sus ojos que no entiendo, es algo que veo sólo cuando lo veo directamente a los ojos, cuando me corresponde la mirada, cuando deja de hacerse el gracioso... Veo dolor, enojo, quizá. Pero no lo sé, no soporto mucho esa mirada... aunque, ciertamente, desde ese día... no lo he vuelto a ver a los ojos. No quiero verlo. Me lastimó, a mi y a mi orgullo... y ahoera que sé lo de u hija, pues menos. Incluso creo que ni siquiera quiero estar cerca de él. Siento que huyo cada vez que lo tengo cerca, a diferencia de antes.
Todo se tornó al revés. Casi todo lo que fue, dejó de ser... y así, todo lo que creí, lo que esperé, lo que pensé... se hizo cenizas. Me dejé llevar, dejé que me tratara bien, que me mimara, me acostumbre a su mensaje de buenas noches, a su mirada en mí mientras yo reía, a sus comentarios tontos que me hacían reír, a sus indirectas amorosas que me hacían sonrojar. Me acostumbré a él, a su presencia invisible. A su olor. Quize acostumbrarme a su vida. Quize ser parte de su vida... Pero no pude. No me dejó hacerlo. Quize entenderlo, pero cada vez que creía que captaba algo en su mente, encontraba algo más que me hacía volver a empezar de ceros. No sé qué piensa que siente, qué quiere. Ahora me doy cuenta de que, -quizá- no se nada de él. Eso me pone mal. Yo lo quiero. Lo quiero mucho. Lo quiero más. Pero él a mí, quizá no me quiere tanto cómo decía. Quizá incluso, ni siquiera me quiere. Aún así, no sé que haría un día sin verlo... es decir, lo veo todos los días en la escuela, pero... el día que falte, no sé qué haré... no sé que se sentirá y... lo peor, es que no quiero averiguarlo. "No puedo vivir cotigo ni sin ti" así me siento hoy.